¿De que manera aportó el FabLab en tu formación académica?
- "En el FabLab aprendí sobre fabricación digital, diseño y prototipado rápido. Le tengo cariño, conocerlo me aclaró lo que quería hacer laboralmente y a su vez me dio la calma de saber que elegí bien la carrera.
Asistir al Fablab fue clave, ya que gran parte de mi motivación venía de la posibilidad de utilizar espacios que permitieran operar máquinas y lograr un aprendizaje práctico mediante la materialización de ideas, experimentando las fallas y dificultades de este proceso creativo e iterativo. Bajo ese concepto debo destacar también la importancia del taller mecánico de Molina, el cual se complementa mucho con el FabLab, creo que se debería popularizar más su uso fuera de los cursos.
Destaco al personal del FabLab y el conocimiento que comparte, particularmente respecto a diseño, colaboración y sustentabilidad. Esta enseñanza es necesaria dentro de una escuela de ingeniería, especialmente si buscamos cambios a largo plazo en este sistema absurdo e injusto."
¿Crees que el FabLab U. de Chile estimula el desarrollo de proyectos tecnológicos con impacto socio ambiental? ¿Cómo?
- "Si. Los cursos y talleres que se imparten en el FabLab fomentan la creatividad, generan el espacio y la oportunidad de llevar las ideas a la realidad. En ese sentido, invita a cualquiera a cuestionar la ejecución de su proyecto y eventualmente realizarlo. En ese cuestionamiento se dimensionan los desafíos de hardware y software, pero sobre todo, se plantea el impacto socio ambiental de la idea, llevando a repensarla de manera de maximizar el impacto positivo.
Además, los problemas abordados por los proyectos alojados en el FabLab tienen sentido social y/o ambiental, lo que genera una influencia positiva en los usuarios del laboratorio.
Es muy importante y beneficioso contar con este punto de encuentro entre personas de distintas disciplinas con ganas de hacer prototipos, esto inevitablemente acelera el desarrollo tecnológico local, generando comunidad en torno a la colaboración. Es una forma distinta de hacer las cosas y lleva a pensar la posibilidad de prototipar soluciones a escalas mayores, por ejemplo, a nivel ciudad o país."
¿Cómo proyectas el futuro de la Fabricación Digital en Chile y su vínculo con el desarrollo socio económico?
- "El enfoque en compartir los desarrollos, basándose en otros proyectos abiertos, permite visualizar una estructura colaborativa en torno al conocimiento, la cual condiciona el futuro socioeconómico, medios de producción y consumo.
La fabricación digital y los FabLabs tienen una gran componente educativa abierta, la que seguirá evolucionando integrándose con otros medios colaborativos hasta reemplazar al actual sistema educativo segregador.
Al darle a las personas la capacidad de diseñar y construir sus máquinas y sistemas, se puede fomentar el prototipado de procesos en torno a una economía circular utilizando recursos locales, buscando reducir el impacto ambiental y mejorar la calidad de vida, apuntando idealmente a una renta básica universal.
Podrían surgir también plataformas de colaboración que permitan conocer las necesidades del entorno y el exceso de capacidad de máquinas instaladas, necesarias para prototipar soluciones. En ese contexto se propiciaría el desarrollo humano integral, donde las soluciones tecnológicas desarrolladas localmente y las capacidades de las personas tengan un valor mayor, permitiendo un modelo distinto al de extracción y exportación de materias primas."